Expansión de Horizontes — James A. Long

Poco antes de la Navidad se recibió una carta de una muchacha de diez años, haciendo unas preguntas, las cuales pareció mejor contestar cara a cara, ante ella.

Expansión de Horizontes de la Juventud

Tú me dirás, con tus propias palabras y de tu propia manera, exactamente de lo que te gustaría hablar conmigo.

Pregunta — Mi mamá dijo algo acerca de las cuatro estaciones especiales. Me gustaría saber algo más acerca de eso.

Comentario — ¿Las cuatro estaciones sagradas? Pues bien, hace siglos que se consideraba el período del comienzo de cada estación como algo sagrado, porque el Sol en ese tiempo, con relación a la Tierra, estaba en un punto definido de cambiar de una posición a otra. Por ejemplo, alrededor del 21 de marzo tenemos lo que se llama el equinoccio de primavera, y en el otoño alrededor del 21 de septiembre hay el equinoccio otoñal. La palabra significa "noche igual," porque entonces son los días y noches iguales en duración; tanto la luz del día, como la obscuridad de la noche son iguales.

Cuando cambiamos de la primavera al verano, alrededor del 21 de junio, tenemos el día más largo y la noche más corta, porque el Sol está más al norte en el hemisferio norte. En este período, en pleno verano, el Sol parece estar estacionario por un día más o menos antes de emprender su tránsito al sur, otra vez. Ese es el porqué le llamamos solsticio, una palabra que significa "el Sol inmóvil." Ahora estamos a fines de diciembre cuando el otoño se convierte en invierno, y acabamos de pasar el día más corto y la noche más larga del año alrededor del 21 de diciembre. Este es el solsticio invernal, porque habiendo alcanzado el Sol su punto más lejano en el sur, parece otra vez "no moverse," antes de marchar al norte nuevamente.

Así, tú ves que los dos equinoccios y los dos solsticios son las cuatro posiciones que ocupa el Sol durante el año, en relación con la Tierra. Fue entonces cuando los antiguos reconocieron que todo el mundo siente algo diferente; por eso las llamaron estaciones sagradas. ¿Tú podrías preguntar qué hace a esos períodos ser sagrados? ¿Es solamente porque el Sol está al norte o al sur del ecuador?

En edades pasadas, porque la Tierra es parte del sistema solar, y esto se aplica también a los otros planetas, muchas personas sabían que la Tierra recibe su vida del Sol. Este es el porqué le aplicaron el nombre de Padre Sol, pues sin él nada viviría. Hoy día los científicos dicen la misma cosa, excepto que emplean términos científicos, porque nos explican que la mayor parte de la vitalidad y energía del espacio exterior nos viene a través del Sol.

Permíteme darte un ejemplo: tienes que sembrar semillas durante ciertos meses del año para que tengan una oportunidad, durante los días más largos, para que el Sol les ayude a germinar y producir luego el fruto y la cosecha. Esto puede no parecer muy importante aquí, pues está relacionado con lo que los antiguos sentían durante el cambio de las estaciones: entra una cierta calidad de energía solar que afecta a la constitución entera del hombre. Especialmente en la Navidad y Año Nuevo, una nueva fuerza, fresca, vivificante, irradia del Padre Sol en el mundo, y el hombre, que es el ser más desarrollado en la Tierra, puede aprovecharse conscientemente de ésta y ayudarse en su desenvolvimiento.

Todo esto, considerado en conjunto, es muy sagrado. Tú comprendes, dependemos completamente del Sol; y entre más entendamos lo referente a las corrientes vitales que fluyen hacia la Tierra, recordando que los antiguos creyeron que el Sol es un ser divino en su corazón, tanto como lo somos nosotros; sólo que éste es mucho más grande; lo más que podemos tratar es de vivir nuestras vidas de tal manera que nos beneficiemos a nosotros mismos y a aquéllos que nos rodean, aprovechándonos del auxilio especial del Sol en estas estaciones.

En tu carta mencionaste a tu amigo judío; sí, ellos también tienen sus días santos, tal como Rosh Hashana que es su Año Nuevo, y Hanukkah, y el Passover, y otros más, de igual manera como nosotros tenemos los nuestros en la Navidad y la Pascua de Resurrección etc. Cuando estudiamos otras religiones encontramos que hay entre los diferentes pueblos del mundo, muchas tradiciones y leyendas que están vinculadas con lo que tiene lugar en estos períodos sagrados del año.

Considera lo que se cuenta de Jesús: tenemos virtualmente el mismo relato en cada religión, acerca de cómo un niño nació en la Navidad, lo cual significa que en el solsticio invernal hubo el nacimiento de un Salvador. Ya sea que el Salvador naciera realmente en ese mismo día o no, no tiene importancia; es un hecho que retrató simbólicamente el Nuevo Testamento, que una nueva fuerza vivificante, virginal, vino al mundo, para la humanidad, en ese período del año, y coincidiendo con la vuelta del Sol hacia el norte, de nuevo, ésta tiene su propia significación particular.

Luego viene la Pascua de Resurrección después del equinoccio de la primavera, que es el tiempo cuando dice la historia que crucificaron a Jesús. Esto también es simbólico. En aquellos días, como tú aprenderás cuando estudies historia, solían castigar a los criminales clavándolos en una cruz hasta dejarles morir. Así es que los que se dice que escribieron los evangelios, emplearon la crucifixión como un símbolo. Sin embargo, muchas personas hoy día creen verdaderamente que el Maestro Jesús fue crucificado físicamente. Pero en las leyendas de los misterios de la antiguedad, se nos dice que hemos de empezar a crucificarnos nosotros mismos, es decir, deshacernos de algunos de los elementos inferiores de nuestro carácter y de nuestras propias vidas.

En el otoño tenemos la cosecha; el tiempo cuando los agricultores en los campos recogen sus producciones. Algo parecido nos sucede a nosotros. Tenemos cada año la oportunidad, si hemos cumplido con nuestro trabajo en la vida satisfactoriamente, hasta el período de la cosecha, de recoger los beneficios del bien que hemos efectuado. Así como la semilla produce el fruto, lo mismo habremos nosotros producido el fruto de nuestros propios esfuerzos meritorios; tal vez nada tangible ni exteriorizado, como dinero o alimento, sino algo de valor espiritual. Después, cuando viene el solsticio invernal de nuevo, tenemos el nacimiento de un nuevo año otra vez.

Esto está expresado muy simplemente, y sólo en parte, pues no me es posible entrar en una gran cantidad de ideas relacionadas simultáneamente, porque no quiero agobiarte. ¿Quieres decirme ahora si hay otros aspectos que yo te pueda explicar, con claridad para poner todo el cuadro completo?

Pregunta — Otra cosa que querría saber es esto. Tomaré como ejemplo al pueblo judío. Su religión está en Israel. ¿Es que hay cierto lugar donde estas enseñanzas antiguas tuvieron su principio, o es que estaban en todas partes?

Comentario — En diferentes épocas de la historia del mundo, florecieron estas grandes verdades en varios centros, por todo el globo: una vez en la India y la China, en otro tiempo en Egipto, Persia y Grecia; otras veces en la América antigua, en la Bretaña y en Europa del Norte. Esto ha continuado así por mucho tiempo, porque la edad de la Tierra y el hombre está muchísimo más lejos de ser la de unos pocos miles de años. Los cristianos creían que la Tierra tenía sólo unos 6.000 años, y que cuando la Biblia dice que fue creada en seis días, esto significó los ``días'' como nosotros los entendemos hoy. Por supuesto, los antiguos hebreos no pensaron así, porque sabían que sus libros sagrados fueron siempre escritos en símbolos, los cuales se habían de entender apropiadamente. Y, como tú sabes, la ciencia en la actualidad ha demostrado que la Tierra tiene millones y millones de años, y que la edad del hombre también comprende millones de años. Así, tú comprenderás que nosotros, como seres humanos hemos tenido una experiencia muy extensa en nuestro globo.

A veces hubo civilizaciones que fueron muy espirituales, y otras veces, las que perdieron contacto con estas nobles ideas llegaron a ser muy materialistas. Pero siempre que la humanidad en conjunto estuvo necesitada de más comprensión y mayor auxilio, venía un gran Maestro, a tiempo, para exponer una vez más las antiguas verdades. Y, en principio, estas enseñanzas fueron siempre las mismas.

Lastimosamente es reconocer que, siendo la naturaleza humana tal cual es, los seguidores o discípulos de estos grandes maestros muchas veces hicieron de cada nueva exposición una religión que no tenía la inspiración deseada por el Maestro. Por ejemplo, no mucho tiempo después de la muerte del Buda, los budistas hicieron una religión formal de sus verdaderas enseñanzas; los musulmanes hicieron lo mismo con el mensaje de Mahoma; el pueblo judío estableció prácticas y rituales religiosos formales, del ejemplo inspirador de Moisés, y los cristianos han hecho de las bellas enseñanzas de Jesús un credo formal. Ahora bien, ¿dónde se originaron estas antiguas verdades? Sólo podemos decir, "por todo el mundo," en un lugar diferente cada vez. ¿Te ayuda esto en algo a ti?

Pregunta — Sí, muchísimo.

Comentario — Como tú podrás comprender, el mayor problema con cualquier clase de religión es éste: cuando se sabe de algo, de lo cual recibimos una nueva comprensión, empezamos a decir, "esto es lo que andaba buscando," y pronto cerramos la mente a una nueva vislumbre de la Verdad. Eso es algo desafortunado, porque nada en todo el universo permanece lo mismo para siempre. Todo se está constantemente desarrollando, transformándose en algo mejor, inclusive el hombre. Pero cuando los seguidores de cualquier religión persisten en ceñirse a su visión particular de la Verdad, poco después ésta pierde su vitalidad; pierde su viviente inspiración y en consecuencia su utilidad. Así es que, tarde o temprano, otro Maestro tiene que venir para presentar la misma "sabiduría divina" con un nuevo ropaje.

Pregunta — Me alegro mucho de pensar de su misma manera ahora, acerca de todas estas cosas, porque asistí a la iglesia cuando era muy niña, de cinco o seis años, e insistían diciéndome todas esas cosas terribles: que si yo no era buena, entonces cuando muriera iría a este gran fuego etc. Yo estaba en realidad muy asustada. Pero no lo creía, de verdad . . .

Comentario — Ese es el problema. Es la equivocada interpretación de lo que han dicho los grandes maestros a lo largo de todos los siglos, lo que ha causado más perturbación en el mundo y más temor en las vidas de la gente, que cualquier otra cosa. Como resultado de mis propios estudios he llegado a creer que el Infierno y el Paraíso son estados de la mente, estados de conciencia. No hay un lugar adonde se va y en donde se le eche al fuego con azufre y donde se quema uno, como dicen. Y no hay un Paraíso que sea un lugar, con calles de oro, donde se queda uno para toda la eternidad. ¡Quién querría siempre estar andando, acá y allá, en calles de oro!

Pregunta — Yo pienso que si tuviera que estar allá arriba para siempre y por siempre, estaría aburridísima.

Comentario — Naturalmente, y se aburrirían los demás. Pero tú sabes que aquellos antiguos de que hablamos creyeron en y aceptaron la doctrina de la reencarnación. En efecto, hay hoy día muchos jóvenes que están seguros de que han vivido antes y que vivirán otra vez, y que están aquí en esta Tierra para aprender más y más. Aquí es donde entra un estudio de las enseñanzas más antiguas, porque nos dan la base de nuestra existencia: el porqué vivimos todos en la actualidad y lo que hemos de hacer a ese respecto, y adónde vamos cuando morimos. No a un lugar llamado Paraíso o Infierno, sino a tener un período de reposo, durante el cual podamos recibir los beneficios de todo lo que hemos aprendido en el curso de la vida. Y después, se nos dice que con cada regreso a la Tierra tenemos la oportunidad de avanzar un poco más en la escuela de la vida. Mientras más experiencia tengamos, más sabios llegaremos a ser y mejor podremos formar nuestro carácter, de modo que al final nosotros también seremos auxiliadores de la humanidad, ayudando a los que necesitan tal ayuda.

Pregunta — Hablando de la reencarnación; tuve una experiencia el año pasado cuando estaba en el cuarto grado. Mi maestra, se me olvida ahora el tema que ella trataba, nos dijo que algunas personas creían en la reencarnación. Pero lo sabía todo incorrecto, porque dijo que creían que cuando uno muere regresa a la Tierra en forma de un animal o como un fantasma o algo similar. Ella contó eso. Lo sabía todo equivocado.

Comentario — Sí, creo que eso está equivocado porque, en el proceso evolutivo de todos los seres vivientes, una vez que llegamos a ser un ente humano no podemos retroceder. Seremos siempre un ser humano hasta que lleguemos a ser algo más fino y mejor, como un dios, o una divinidad de algún género. Tal vez de un grado inferior al principio; después de un grado más elevado y aún más superior, hasta que algún día, en el porvenir, muchísimo distante, lleguemos a ser como un Sol, igualmente servicial como el nuestro, porque, como dije anteriormente, el Sol que nosotros vemos es solamente la manifestación física de una entidad espiritual sumamente evolucionada, un ente supremo, cuyo sistema solar, en su totalidad, es su vehículo de expresión.

Tú descubrirás, por supuesto, que hay muchas de estas ideas que no se ponen en contacto con los jóvenes de ambos sexos de tu escuela. Por ejemplo, muchos de ellos pensarán que tú estás loca si les hablas de la reencarnación. Tu maestra, por cierto, expresaba sólo un punto de vista parcial. No regresamos como animales, no; pero regresamos como seres humanos y con un poco más de experiencia para que podamos actuar mejor en esta vida nueva. Pero tú, con tu personalidad, nunca regresarás otra vez. ¿Me hago entender de ti en eso, verdad?

Pregunta — Por supuesto que sí.

Comentario — Pero lo que ahora está dentro de ti, que sabes que está allí, y que está usándote como su templo, como su domicilio para toda esta vida, eso regresará otra vez. Esa esencia ha vivido antes, y ha tenido muchas personalidades y muchos nombres. Es la parte inmortal, el verdadero tú, que viene para la experiencia, que te necesitaba esta vez, lo mismo que la parte verdadera de mí tenía necesidad de mi personalidad para cumplir con su obra. En la próxima vida pudiera ser que tú seas un muchacho, no podemos decirlo; todos hemos sido muchachos y muchachas. Es posible que aun pudiéramos ser los padres de nuestros padres. En otras palabras, ellos pudrían ser nuestros hijos algún día. No podemos saber, pero no necesitamos inquietarnos por ello. El Karma, la buena Ley, cuida de todo esto de una manera muy positiva.

Pregunta — ¿Permanece una familia junta? Quiero decir, ¿podría yo ser la abuela de mi padre o algo así parecido?

Comentario — Una familia puede, pero no tiene necesariamente que permanecer junta. Mucho depende de las lecciones que vinimos a esta vida a aprender y cuántas de ellas habremos aprendido cuando morimos. Pero en algún otro tiempo encontrarás otra vez a todos los que has llegado a querer ahora, excepto que posiblemente ellos no serán miembros de tu familia. No podemos saber. No podemos, ni debemos tratar de cortar la vida en pedazos con tijeras o analizarla de esa manera. De una cosa sí podemos estar seguros: cada uno de nosotros viene a este mundo con una cierta cantidad de experiencia fundamental del pasado. Nacemos en el medio ambiente que nos proporcionará las circunstancias, los problemas y dificultades que necesitamos para adelantar en nuestro desenvolvimiento. Somos atraídos a la familia que nos ofrecerá la misma calidad de amor y de exigencia que hemos merecido, y que nos ayudará a alcanzar nuestros objetivos. No debemos esperar estar juntos, con las mismas personas, todo el tiempo. Aun puede ser que no tengamos los mismos padres o parientes por una o dos, o posiblemente más vidas; pero, más tarde, ellos necesitarían alguna calidad de experiencia que nosotros tenemos para compartir, y así seremos atraídos mútuamente otra vez.

Ahora tú comprendes lo que puede suceder: consideremos a tus padres o a los míos, mientras que sus personalidades y sus nombres hayan desaparecido de este mundo. La próxima vez sí podemos tener algún contacto con ellos, pero no necesariamente en una relación familiar. Podría ser la de íntimos amigos. Será algún tipo de atracción, tal vez breve, tal vez más duradera, pues el amor y la amistad verdaderos pertenecen a la parte superior, la parte real de nosotros, y nunca perderemos lo bueno que hayamos ganado en el pasado.

Prácticamente toda persona, no importa cuánto sepa, anhela ser un poco mejor de lo que es en la actualidad. Esto es muy natural, porque hay esa chispa de Dios, esa luz del Sol, esa partecita de la Inteligencia Divina en el corazón de cada ser viviente, que se esfuerza siempre por impulsarnos a llegar a ser más y más semejantes a ella. Esto es lo que hace el observador, el Ángel de la Guarda de cada uno de nosotros . . . Sigue, ¿qué ibas a decir?

Pregunta — Hay un muchacho con quien juego de vez en cuando. Siempre parece atemorizado acerca de todo. Si se equivoca, queda paralizado del susto por lo que podría haber sucedido. También mi amiga hablaba conmigo sobre su preocupación. Estaba inquieta porque no había tenido un rato muy alegre. Sentía temor de hacer lo que deveras quería realizar por miedo a que se podía equivocar, porque para ella esta vez es su última oportunidad. Piensan que ésta es su única vida.

Comentario — Eso está expresado maravillosamente, y es lástima de que más jóvenes no tengan un concepto más amplio con respecto a la vida, en vez de ese sentimiento limitado de temor y el de ser paralizados por el susto, de que si se equivocan o hacen algo mal será el fin de todo para ellos. No te preocupes al hacer lo que debes llevar a cabo; pero cuando tus amigos te hablen de esas cosas simplemente diles que tú no crees en el Infierno ni en el fuego en que uno se quema por siempre. Diles que tú crees que nosotros tenemos más oportunidades en las cuales aprender acerca de la vida.

Si tratamos de hacer las cosas rectas recibiremos las justas soluciones, pero si hacemos las cosas malas, por supuesto sentiremos la reacción, lo mismo que se quemará el dedo si lo metemos en el fuego. Si somos de veras sinceros, sabemos en el interior cuándo hemos hecho un error, pero una vez que nos demos cuenta, no tenemos que cometer la misma falta otra vez. No, nosotros creamos nuestro propio Paraíso y nuestro propio Infierno, y no hay nadie que pueda decir en verdad que tú o yo iremos al Infierno o al Paraíso, porque hicimos esto o aquello.

La necesidad importante hoy día, para nosotros, es el tratar de eliminar ese terrible temor con el cual se nos ha condicionado. Yo lo tuve cuando era joven, y creo que es algo horroroso enseñarle a un niño a pensar de esa manera. Naturalmente, yo no estaba satisfecho con tal cruel punto de vista y persistí en hacer preguntas y en investigar hasta que descubrí lo que yo consideraba que constituían las soluciones, como tú lo estás haciendo ahora. Tú eres afortunada, porque tienes padres que no son estrechos de mentalidad y porque tienes a otros con quienes puedes discutir estas cosas.

Ahora bien, ¿hay algo más?

Pregunta — Sí, tengo otra pregunta. Se trata de otras vidas en otros planetas u otros sitios, así como Marte y Venus. Eso siempre me ha interesado.

Comentario — Permíteme exponerlo de esta manera. La buena Ley nos ha traído a la Tierra de nuevo, donde continuaremos naciendo repetidamente hasta que hayamos aprendido todo lo que nos pueda ofrecer este planeta. Cuando hayamos terminado aquí, entonces naceremos en otra parte, para aprender todo lo que se pueda en un nivel de experiencia superior, llámalo un planeta, si tú quieres.

Pregunta — Lo que es tan agradable de esto es que uno sabe que continúa adelante, en vez de tener una sola oportunidad y después ir a otro lugar y quedarse allí para siempre jamás.

Comentario — Eso es lo hermoso con respecto a la Verdad y a lo maravilloso acerca de la Naturaleza, y de nuestras posibilidades ilimitadas para desarrollarnos. Y no sólo eso. Después de que lleguemos al punto en que seamos un Sol, digamos, muy lejos en el futuro, y hayamos cumplido nuestra tarea bien y experimentado todo lo posible como un Sol, aún eso no es el final, porque de allí podemos ir aún más allá. Se nos dice que la Inteligencia Divina, que es el verdadero corazón del Sol, y en un sentido es la parte superior de nuestro sistema solar, se incorpora en él sólo hasta que la entidad Sol aprende todo lo que es posible aprender como Sol. Después esta Entidad Solar tiene que avanzar aún más allá (no hay un final en el desenvolvimiento), para llegar a ser después de muchas edades, lo que algunos han denominado un Sol-Rajá, que quiere decir un "sol regio," que es un Sol que rige a muchos Soles.

Pregunta — ¡Me gusta eso!

Comentario — Nuestro sistema solar no es el único dentro de nuestra galaxia o Vía Láctea; en efecto, existen numerosos Soles, comprendes, conectados con un Sol-Rajá. Y cuando ha llevado a cabo nuestro propio Sol todo lo que pueda en su familia de planetas, podrá llegar a ser el Sol de otro sistema más grande, uno sumamente más avanzado, hasta que llegue a ser un Sol-Rajá con muchas familias solares, como parte de su constitución.

Pregunta — Simplemente se continúa avanzando hacia adelante; nuestro Sol trae luz a la Tierra, y también hay otros Soles, superiores a éste, que . . .

Comentario . . . traen vida a nuestro Sol. Eso es cierto; así es cómo se continúa ad infinitum. Es una cadena sin fin de compartir la divina fuerza vital entre todo lo que vive en el espacio.

Pregunta — Ahora comprendo mucho más. Y la Biblia y Dios y Jesús, todo eso es exactamente como estas antiguas enseñanzas, excepto que están expresadas en forma de una historia, como por ejemplo, Dios dando vida a la Tierra y a los seres humanos.

Comentario — Eso es. Nosotros podemos, por supuesto, interpretar todas las afirmaciones de la Biblia, literalmente; pero si lo hacemos así, entonces tendríamos que creer que el mundo se hizo en seis días de veinticuatro horas cada uno, y también tendríamos que pensar que hay un Paraíso y un Infierno, todo lo cual creemos que no es exacto. Pero cuando interpretamos todo ello espiritualmente, leemos las historias de la Biblia como símbolos de las verdaderas enseñanzas con respecto a la vida, expresiones simbólicas de principios espirituales actuando en la Naturaleza, y entonces obtenemos las verdaderas interpretaciones. Cuando tú llegues a estudiar la Biblia más, tanto como las escrituras sagradas de otros pueblos, lo que tú harás algún día, comprenderás mejor cómo aplicar estos principios.

No hay un final en las posibilidades y las oportunidades de desenvolvimiento; no hay ningún final de lo que sea. El Espacio es infinito; así que hay campo para universos más allá de otros universos y galaxias y hasta más allá de galaxias. Y todos estos universos y galaxias tienen sus períodos de vida y de reposo, lo mismo que los tienen los seres humanos. Nuestro sistema solar tendrá un período de reposo en algún tiempo, cuando la totalidad de su vida y conciencia sean retiradas. Después renacerán de nuevo, y tal vez la Inteligencia Divina tras del Sol se reincorporará en un aspecto diferente al que nosotros vemos en la actualidad. Pero eso no es una cosa segura. Ahora bien, el período durante el cual está un Sol en actividad, ha sido llamado un manvantara, que es la palabra sánscrita para tal ciclo de manifestación, mientras que el período de reposo se llama pralaya. Cuando un sistema solar nace otra vez, esto será otro manvantara o período de vida, lo mismo que nosotros tenemos nuestras manifestaciones de vidas. De una manera limitada, nuestros días de actividad y noches de sueño son muy semejantes. Alguien ha dicho: El sueño es una pequeña muerte, y la muerte es un sueño largo. Y así es.

Pregunta — ¿No cree usted que cuando se escribió la Biblia tuvieron el objetivo de que se leyera para obtener el conocimiento? Por supuesto que algunas personas la leen literalmente, y entonces adquieren todos estos conceptos que son difíciles de entender. Supongo que todo depende de la persona que la lea.

Comentario — Los grandes maestros por sí mismos nunca escribieron nada, y eso es lo que hace el caso tan difícil. Algunas personas creen que Dios escribió la Biblia, pero Dios no la escribió. Considera el Viejo Testamento. Algún gran Maestro expresó estas enseñanzas oralmente y después alguien las escribió más tarde; y lo mismo sucedió en relación con el Nuevo Testamento. Fueron los discípulos, o posiblemente sus seguidores quienes redactaron lo que se suponía que Jesús había enseñado. Así es que cuando las enseñanzas estuvieron finalmente escritas, sólo tenemos la interpretación o entendimiento de otros con respecto a ellas, que no es necesariamente lo que el Maestro de veras quiso decir. Por lo tanto, cuando estudiamos las escrituras de cualquier religión, es imprescindible que tratemos de captar el espíritu detrás de las palabras de lo que fue dicho.

Cada ser humano se dará cuenta algún día de que lo que él es dentro de sí mismo es lo importante, y que las mejores respuestas son las que logramos por medio de nuestros propios esfuerzos. Nunca se intentó que ningún credo ni persona alguna se interpusiera entre tú y tu Padre dentro de ti; entre tú y esa chispa divina de Inteligencia, porque ésta es sagrada para ti. Igualmente, tú no debes creer en algo que yo diga si no te parece bien y si algo dentro de ti no dice: "Eso es lo que yo pienso." Si no suena así, entonces no lo creas.

Yo he apreciado tus preguntas, espero que lo que he dicho haya sido de alguna ayuda. Tal vez nosotros podamos reunirnos en otra ocasión.



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