Para Iluminar Mil Lámparas: Una visión teosófica — Grace F. Knoche

Capítulo 12

Los Dos Senderos

Nadie ha ejercido tan profunda influencia sobre el destino de la raza humana como lo han hecho los Grandes Iluminados – aquellos que, por alcanzar omnisciencia, el éxtasis de nirvana, regresan desde las alturas para vivir en lo fundamental con sus hermanos menores que todavía luchan en la ignorancia y la confusión. Ellos son modelos que han generado amor por eternidades para todos los seres vivientes, pertenecen a la jerarquía sagrada de luz, y sus sacrificios permanecen como faros en la obscuridad de nuestras vidas.

La compasión habla y dice: "¿Puede haber éxtasis cuando todo lo que vive debe sufrir? ¿Estarás a salvo mientras oyes llorar a todo el mundo?
El SENDERO es solamente uno, Discípulo, pero al final es doble. Sus etapas están marcadas mediante cuatro y siete Portales. En un extremo encuentras el éxtasis inmediatamente; pero en el otro, el éxtasis se posterga. Ambos tienen mérito de recompensa: la selección es tuya. — The Voice of the Silence, pp. 71, 41

En esos fragmentos, seleccionados del libro "Book of the Golden Precepts," HPB transmite para el "uso diario" de los estudiantes actuales, esa enseñanza tan antigua, que desde el primero hasta el último paso, estamos haciendo nuestra selección; y por lo tanto, labrando nuestro carácter y el karma, los cuales nos guiarán hacia esa elección suprema. Ella dedica su Voice of the Silence a la elección entre los dos senderos de disciplina espiritual a la que se enfrenta el "Candidato para obtener sabiduría": uno es de liberación, de iluminación para uno mismo, y termina en nirvana y sin ningún regreso más a la tierra; el otro es de renunciación, un sendero más pausado y más desafiante, escogido por quienes seguirán el camino de la compasión ejemplarizada por los Budas y los Cristos. Ellos, al obtener la luz y la paz de la sabiduría nirvánica, recuerdan a sus prójimos y regresan para inspirar a quienes tendrán en cuenta el despertar y seguirán la búsqueda sagrada.

Este sendero doble de esfuerzo espiritual es descrito gráficamente en la tradición Mahayana budista. Un sendero, pratyeka-yana, "el sendero para uno mismo," tiene a nirvana como propósito, la liberación de todo lo que no es espiritual y de lo terrenal. Es la trayectoria que siguen esos discípulos, monjes y aspirantes que buscan iluminación solamente para ellos mismos, salvación personal, y la liberación del ciclo interminable de nacimientos y renacimientos. Los orientalistas primitivos usualmente se refieren a la pratyeka como "los budas particulares," porque ellos persiguen el propósito de manera individual y no son budas "docentes." Es solamente "para uno mismo," es una lucha personal por nirvana, que demanda consistencia en concentrar la aspiración y el esfuerzo de alguien hacia el dominio propio mediante la purificación de motivos y el control del cuerpo, el habla, y la mente. Sin embargo, en virtud de su egocentrismo, es un sendero egoísta, solamente para uno mismo. Como se establece en Voice (pp. 43, 86), el buda pratyeka "hace su reverencia solo para su propio Ser. . . y no se preocupa por las aflicciones del género humano, o por ayudarle," él ingresa a la gloria y a la sabiduría y a la luz de nirvana.

En la escritura Pali The Questions of King Milinda,* se definen "siete clases de mentes," siendo el sexto ser el de prateyka buda, quien no busca maestro y vive solo, "como el cuerno único de los rinocerontes."† Su sabiduría es solamente algo como si fuera "un arroyo poco profundo en la propiedad de él," en tanto que la sabiduría de un buda completo o perfecto, es como si fuera "el inmenso océano."

*Cf. IV, l, §§20-27, tr. T. W. Rhys Davids, Sacred Books of the East 35:155-62.
†Ibíd., p. 158.

Otra escritura reconoce como "limitado" al conocimiento de un buda pratyeka, aunque él diga que conoce todo acerca de sus nacimientos y muertes previas. Por contraste, los budas completos o perfectos, o budas de compasión, son omniscientes, porque cuando es requerido, ellos tienen control sobre los recursos completos del conocimiento, y son aptos para enfocarlos directamente sobre "cualquier tema que escojan para recordar, a través de muchas veces en diez millones de ciclos mundiales," y de esa forma, discernir instantáneamente la realidad exacta de cualquier situación, persona o suceso.*

*Visuddhi Magga (Way of Purity), por Buddhaghosa; citado en World of the Buddha: A Reader, ed. Lucien Stryk, p. 159 et seq.

Tsong-kha-pa, del Tibet del siglo XIV, fue un transmisor de la sabiduría de Buda. Él habló de los budas protyeka como Realizadores Solitarios de "mediana" capacidad: aunque perseveren en sus propósitos, sus méritos y sabiduría, ellos son limitados porque sus esfuerzos son "para su propio interés solamente," a diferencia del bodhisattva que se convierte en Buda, quien tiene "la mente altruista de la iluminación desde el mismo principio."*

*Cf. Compassion in Tibetan Buddhism, por Tsong-kha-pa, ed. y tr. Jeffrey Hopkins, pp. 102-9.

El amrita-yana, "el sendero inmortal," aunque muy lento y más arduo, es infinitamente más maravilloso, porque se distingue por el ideal noble de los Tathagatas, la sucesión de los compasivos, quienes "se han ido y regresan." Así fue Bodhisattva-Gautama, quien rechazó nirvana de la sabiduría completa y perfecta, por vivir y trabajar entre la gente, y de esa manera, darle otro giro a la Rueda de la Ley (Dharma) ¿Qué razón debería tener para manifestarme continuamente por mí mismo? – a menos que fuese con el propósito de despertar a las almas que reaccionan con interés a la participación activa de la búsqueda antigua. El Buda continúa:

Cuando los hombres se vuelven incrédulos, desaconsejados, ignorantes, irreflexivos, amantes de los placeres sensuales, y de la inconsideración caen en la desgracia,
Entonces, Yo, quien conoce el desarrollo del mundo, declaro: Soy así y asá (Tathagata), (y considero): ¿Cómo puedo inclinarlos hacia la iluminacion? ¿Cómo pueden ellos convertirse en partícipes de las leyes del Buda (buddharmana)?*
*Saddharma-pundarika (The Lotus of the True Law), XV, §§22-3, tr. H. Kern, Sacred Books of the East 21:310

Los textos budistas hablan de una serie de Budas, de los cuales Gautama fue el séptimo, su ministerio de 45 años fue la culminación de las selecciones hechas consistentemente sobre muchas vidas por "el bienestar de los dioses y los hombres," animales, y de todos los seres vivientes. En su última encarnación como el Príncipe Siddhartha, su padre, el rey, lo había protegido de todo lo que fuese peligroso y doloroso. Pero a la edad de 29 años, el llamado para buscar la verdad de las cosas por su propia cuenta no se pudo suprimir. De acuerdo a la leyenda, Gautama, disfrazado, dejó el palacio con su auriga, y en tres noches sucesivas fue expuesto a tres "visiones despertadoras": a la de un anciano, a la de un leproso y a la de un cadáver; y finalmente, a la de un solitario, alguien que había renunciado al mundo. Él fue profundamente sacudido. Una honda compasión invadió su ser; él buscaría la causa y la cura de las penas humanas. Dejó su hogar, a su bella esposa y a su hijo pequeño, a todas las comodidades materiales, a cambio de un tazón de pordiosero y el hábito de monje. Por seis años experimentó imprudentemente, pasando por las más severas austeridades hasta que, casi al borde de la muerte por privación e inanición, su voz interna le dijo que ese no era el sendero hacia la verdad, que maltratar su cuerpo no le aprovecharía para nada. En lo sucesivo, él seguiría un desarrollo medio entre los extremos.

Finalmente, después de muchas pruebas en su resolución, en una noche de luna llena de Mayo, él prometió no moverse hasta que hubiese obtenido bodhi, "sabiduría, iluminación." Sentado bajo un árbol—llamado desde entonces Bo, o el árbol Bodhi – él se replegó dentro de la esencia más íntima de su ser. Mara, la personificación de la destrucción, trató repetidamente de desviarlo, pero Gautama fue resuelto y rechazó cada ataque. Cuando el momento de suprema iluminación sería de él, Mara convocó a sus secuaces para dar la tremenda y final embestida furiosa, pero Gautama permaneció inmóvil. Triunfante, él se convirtió en buddha,"iluminado."

Por 49 días, él disfrutó de la plenitud de la emancipación: omnisciencia y éxtasis absoluto fueron suyos para que los poseyera. Pero en lugar de ingresar a nirvana, su corazón miró hacia atrás sobre la humanidad afligida y, percibiendo con claridad la causa de la confusión del hombre y la vía de desvanecerla, se dio cuenta que debía regresar. Él enseñaría las Cuatro Verdades Nobles y el Exaltado Sendero Óctuplo. Entonces, una duda fugaz ingresó en su alma. ¿Por qué dar estas verdades inapreciables, tan duramente obtenidas, a una humanidad que prestará escasa atención? ¿Cuál sería el propósito alcanzado?

La historia cuenta que Brahma, El Señor y Creador del universo, vertió un pensamiento dentro del cerebro de Gautama: el mundo se perderá en su totalidad si Bodhisattva-Tathagata decide no impartir el dharma al hombre. Ten compasión de los que se esfuerzan; ten misericordia de quienes están en la red de las penas. Si tan sólo unos cuantos oyeran, el sacrificio no será en vano. Entonces, Gautama, después de su vigilia solitaria, se mezcló entre la gente y comenzó su ministerio. ¿Y cuál fue su mensaje? Cuando su muerte se acercó, él resumió el propósito de su vida:

O Ananda, conviértanse en lámparas para con ustedes mismos.* Vuélvanse su propio refugio. Acudan a ustedes mismos, no a refugios externos. Sosténganse firmemente a la verdad como una lámpara. Manténganse firmes como refugio a la verdad. No busquen refugio en nadie fuera de ustedes.†
*El texto Pali es conciso: attadipa attasaranaatta (sánscrito atman) significando "ser," dipa, "linterna," "luz"; sarana (sánscrito: sarana), "refugio"
Maha-Parinibbana-Sutta, ii, §33, tr. T. W. Rhys Davids; Sacred Books of the East 11:38

La vida y las enseñanzas de Buda, tal y como se registra en leyenda y en los hechos, son testigos sublimes del sendero de compasión. Su petición – amar a todos los seres y cuidar por el bien de los animales tanto como por el de nuestros prójimos, ser diligente e ilusionado para aprender, consciente de pensamiento y palabra –es tan relevante en nuestro tiempo como lo fue hace 2 500 años, cuando él disertó sobre esos temas con los hermanos a medida se encaminaba de pueblo en pueblo.

En nuestros días, muchos se esfuerzan seriamente por vivir de acuerdo a esos preceptos, mientras otros se preguntan: ¿Puede el conocimiento de la renunciación de Buda, o el sacrificio de Cristo, realmente transformar la naturaleza humana y cambiar efectivamente una situación mundial que crece muy alarmantemente con cada década? Creemos que sí, aunque no inmediatamente. En donde la voluntad le dé energías al intento de corazón, nada es imposible. El verdadero proceso de honda reflexión sobre lo que la venida a la tierra de Cristo o Buda pueda significar para un alma que anhela, y sin ninguna duda, para toda la humanidad, ejerce una influencia refinadora y purificadora en todas las facetas de nuestra naturaleza.

Lo que es más, nos podemos identificar con Gautama porque no se le concedió iluminación; él merecidamente adquirió, paso a paso, su estatura de buddha durante muchas vidas. Incluso, aun en su última encarnación, después que había determinado penetrar en las causas ocultas del sufrimiento y la muerte, le tomó numerosos años de tanteos para que aprendiera, casi al costo de su vida, que la "vía media" es la mejor; que la naturaleza nos ha provisto con un instrumento físico maravillosamente afinado, el cual, si se le cuida y se le respeta, nos puede servir como el medio para obtener una utilidad grandiosa.

En un sentido profundo, el sendero de compasión, de renunciación, es un sendero de penas, porque significa vivir en el mundo y para el mundo, cuando ya hace mucho tiempo se ha finalizado con las pruebas de la vida terrenal. Aun así, un bodhisattva regresa, impulsado parcialmente por su karma y parcialmente por el profundo amor por sus prójimos. Para cada uno de nosotros, la elección nos es dada, ya sea para avanzar por nosotros mismos; y al final, deslizarnos dentro del océano del éxtasis infinito, sin tomar en cuenta al mundo; o ya sea, cuando la iluminación viene, para tomar la resolución: "No puedo guardar esta sabiduría sólo para mí; debo regresar y ayudar a mis hermanos que necesitan la luz que poseo. Ellos están llenos de penas, confusos, llorando en la soledad con corazones adoloridos, suspirando por la verdad." Todos los grandes maestros han escogido este sendero. Han regresado a enseñar, a recordarnos de nuestro linaje divino, han vuelto para despertarnos la memoria de nuestro conocimiento innato, de modo que podamos realizar nuestro destino con valentía y esperanza. Este sendero "inmortal" reclama el altruismo dentro de nosotros, a diferencia del sendero "para uno mismo." Escoger entre espíritu y materia es una necesidad continua si nos disponemos a evolucionar; elegir entre la verdad para uno mismo, o verdad para los demás es, con mucho, el desafío más grandioso.

La resolución de seguir el ejemplo bodhisattva no se hace casualmente, o sólo para esta vida, sino para toda la eternidad: la consumación del despertar divino significa edades por venir. Durante todo el viaje largo y cuesta arriba, el intento del alma se profundiza y se madura – para palpar, aunque sea momentáneamente, cada partícula de vida dentro de la atmósfera de su amor.



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